La Educación es un Derecho Fundamental- una responsabilidad internacional compartida y debe considerar una educación intercultural para disminuir la desigualdad
Las misiones a nivel global contemplan lograr la educación básica universal y reducir la tasa de analfabetismo adulto a la mitad. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos mundiales convenidos desde 1948, las barreras a nivel mundial para optar a la educación se presentan –en el seno de las familias, al interior de las naciones, a nivel internacional y discriminación de género frente a la enseñanza de calidad–
En el año 1948, la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en 1989, la Convención sobre los Derechos del Niño, reconocen que “La educación es un derecho fundamental”. Siendo el instrumento de derechos humanos que más ratificaciones ha recibido en toda la historia.
La educación es una responsabilidad internacional compartida y reconocida como motor de desarrollo humano porque; salva vidas, favorece el crecimiento económico y la distribución de la riqueza, y permite a los ciudadanos participar en la vida pública y defender sus opiniones y derechos.
SITUACIÓN MUNDIAL EN EDUCACIÓN
A pesar de los compromisos asumidos por la comunidad internacional para trabajar por la educación básica universal, la situación actual es insostenible: 125 millones de niños y niñas no van a la escuela; 150 millones de niños y niñas la abandonan antes de haber aprendido a leer y escribir; 872 millones de adultos son analfabetos.
Además, millones de niños y niñas de todo el mundo reciben una educación deficiente, que no se adapta a sus necesidades y no les proporciona las capacidades ni los conocimientos básicos para la vida adulta. Esta situación se concentra en los países en vías de desarrollo y afecta de manera especialmente aguda a los colectivos más vulnerables: las niñas, las minorías étnicas y los habitantes de las zonas rurales.
Los países industrializados representan, en conjunto, menos de una quinta parte de la población mundial, pero consumen cuatro quintas partes del gasto educativo. Asia Meridional, con un 25% de la población, sólo consume un 4% de dicho gasto, mientras que África subsahariana, con un 10% de la población, consume únicamente un 1%. Así pues, los países de la OCDE invierten una media de casi 4.636 dólares (4.126 euros) por alumno en enseñanza primaria y secundaria, frente a los 49 dólares (43 euros) que destinan los países africanos.
Un niño en Mozambique :
solo puede esperar asistir a la escuela durante dos o tres años, mientras que un niño europeo o norteamericano de cinco años, puede pasarse 17 años gozando de una educación formal.
De los 50 millones de menores que no van a la escuela, 27 millones son niñas; 600 millones de mujeres en todo el mundo no saben leer ni escribir; las mujeres tienen un 60% más de riesgo de analfabetismo que los hombres. Muchas niñas no van a la escuela o la abandonan muy temprano por motivos socioculturales y económicos (bodas, embarazos precoces, obligaciones familiares, miedo de los padres a las agresiones, alto coste de la educación...).
La situación de las niñas se vuelve aún más intolerable si tenemos en cuenta los enormes beneficios sociales que pueden lograrse a partir de la educación femenina: reducción de la mortalidad infantil, control de la natalidad, mejora de la salud de la población o mayor participación en iniciativas políticas y de desarrollo.
En África subsahariana, Por cada alumno o alumna se invierten alrededor de dos dólares anuales, mientras que en los países industrializados se superan los 4.000 dólares. En África subsahariana, más del 50% de las mujeres no saben leer ni escribir. Se calcula que en el año 2015 tres de cada cuatro menores sin escolarizar vivirán en ese continente.
BARRERAS EN LA EDUCACIÓN – UNA CONSTANTE MUNDIAL
En cada nación existen niñas y niños que no van al colegio, las razones varían dependiendo de los países y las familias, pero se pueden identificar unas constantes:
En el seno de las familias: A pesar de que la educación básica debe ser en teoría gratuita, la realidad es que muchas familias no pueden asumir su coste. Además, que los hijos vayan a la escuela supone que deje de lado otras actividades, como ayudar en casa o trabajar. Esa disponibilidad para colaborar en casa se reduce cuanto más lejos está la escuela del lugar de residencia, por lo que menor es la probabilidad de asistencia a clase del niño.
Barreras nacionales: Muchos países atraviesan una situación económica muy difícil y obtienen muy pocos ingresos. Algunos problemas como; el lento crecimiento, la deuda externa, la ausencia de paz y estabilidad influyen sobre la inversión pública en servicios educativos básicos. Dos millones de niños y niñas han muerto en distintas guerras durante la última década, mientras que otros cuatro millones y medio han quedado incapacitados. Muchos menores son reclutados como soldados y los servicios educativos son, a menudo, objetivos de guerra.
Barreras internacionales: En los últimos años, los presupuestos de Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) de los países industrializados se han reducido. El volumen de la ayuda es escaso y además su distribución también incumple los compromisos asumidos. Los duros préstamos concedidos por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los Programas de Ajuste Estructural han comportado grandes recortes en los gastos sociales de los países endeudados y han tenido consecuencias nefastas para la educación y otros sectores sociales básicos.
INVERSIÓN PARA MEJORAR LA EDUCACIÓN EN EL MUNDO
Las reiteradas declaraciones de intenciones por parte de la comunidad internacional en materia educativa durante la última década no han ido acompañadas de las medidas necesarias. Con 8.000 millones de dólares adicionales al año para la educación -una cantidad equivalente al gasto militar mundial de cuatro días- el objetivo de la educación básica universal se alcanzaría en diez años. Es sólo una cuestión de voluntad política.
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